… lo que se encuentra uno en mitad de una mudanza es a veces harto elocuente.
por Adolfo Catalá (diario “Las Provincias”, 31-12-99)
Liberar a otros de las esperanzas que tenemos puestas en ellos, es realmente amarles. Estamos libres de nuestros seres queridos cuando nos importan lo suficiente como para dejarlos ir. Y la anomalÃa, o asà lo parece está entonces en que los lazos del amor se hacen mayores. De modo que podemos honrar a nuestros padres y a nosotros mismos , creciendo, no quedándonos enganchados en alguna fase infantil de ciega esperanza y exigencia, no volviéndose frustrados, amargados, coléricos y aceptamos la responsabilidad por nosotros mismos de tener el valor de mirar quiénes somos y qué queremos realmente de esta visa.
Thoughts, anyone?