Tiene cojones. A última hora y por la irresponsabilidad de (no gracias a, porque no tienes nada por lo que darle gracias) otro españolito en América te vienes a dar cuenta de que lo que de verdad quieres no es aquello por lo que has luchado en los últimos meses.
No es esto ser también irresponsable? Bueno, por lo menos has sido irresponsable solo con tu propia persona. Y un poco con tu padres.
Si, resulta que al verte sin casa en San Francisco lo único que te pide el cuerpo es dejar la incorporación a tu nuevo trabajo en suspenso. No dar ese paso adelante porque no te guste el trabajo en si, o la gente con la que colaborarás. Sino porque simplemente no te ves con fuerza de empezar ese nuevo capÃtulo que te propone.
No tienes la fuerza como para emprender otro largo camino de aclimatación a una nueva casa (la que de manera canalla te han quitado ante tus perplejos ojos ya no es parte de tus planes) ni de robarle ni un dÃa más al futuro que te sigue esperando en España. Ni un dÃa más de la cuenta, no señor.